Bajo el lema, Cada raya cuenta, la Mancomunitat Camp de Túria, a través de la Unidad de Prevención Comunitaria de Conductas Adictivas, dedica el mes de abril a la prevención del consumo de cocaína. Cada raya cuenta se enmarca en la campaña 12 lemas que se está desarrollando en Loriguilla y en los dieciséis municipios más que conforman la comarca, dentro del Plan Comarcal de Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos.
La cocaína es una sustancia cuyo consumo afecta severamente a los adolescentes. En España los jóvenes comienzan a consumir cocaína a los 14 o 15 años. Según un estudio realizado por la Universidad CEU San Pablo de Madrid, sobre las consecuencias del consumo de cocaína y su relación con el aprendizaje, se observa que las personas con una menor capacidad para el aprendizaje reaccionan peor a las drogas y es más sencillo que se conviertan en adictos. Esto puede deberse, según coinciden muchos investigadores, a que la adicción a las drogas puede considerarse como un aprendizaje más, por lo que cuando el sistema de aprendizaje falla, el desenganche de estas sustancias es mucho más difícil. De hecho, el problema principal es desaprender el hábito de consumir cocaína.
La cocaína es una droga que muestra un patrón diferente a los demás: daña el cerebro a largo plazo y su consumo no suele manifestarse con un deterioro físico evidente, como sucede con el alcoholismo y otras adicciones. También se están investigando las consecuencias del consumo de cocaína en función de la edad. El consumo en adolescentes es mucho más pernicioso que en la edad adulta. Muchas veces, la cocaína es considerada como una droga inofensiva por el tiempo que transcurre hasta que se perciben los daños que ocasiona en el organismo. A largo plazo, provoca daños en el sistema nervioso central, pero también problemas cerebrovasculares y cardiovasculares, en el mismo momento de consumirse.
